By Sphera’s Editorial Team | junio 14, 2022

El bienestar humano está estrechamente ligado a la salud del medio ambiente. Según la Organización Mundial de la Salud, el 24 % de las muertes en el mundo se deben a factores ambientales evitables. La población necesita aire limpio para respirar, agua fresca que beber y lugares para vivir libres de sustancias tóxicas y peligros.

A medida que empezamos a experimentar las consecuencias a largo plazo del crecimiento industrial exponencial y del uso de la energía, debemos actuar para revertir estos efectos y prevenir más daños, garantizando la existencia de lugares saludables para las generaciones futuras. Para las empresas, esto significa comprometerse con prácticas sostenibles desde el punto de vista medioambiental para ayudar a desarrollar comunidades prósperas y garantizar el potencial de crecimiento futuro.

¿Qué es la sostenibilidad ambiental?

La sostenibilidad ambiental es la responsabilidad de conservar los recursos naturales y proteger los ecosistemas del planeta con el fin de favorecer la salud y el bienestar, ahora y en el futuro. Dado que muchas decisiones que repercuten en el medio ambiente no se perciben inmediatamente, un elemento clave de la sostenibilidad ambiental es su carácter prospectivo. De hecho, la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos lo define como «satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades».

Normativa medioambiental

Las normas de sostenibilidad ambiental varían mucho en función de las condiciones económicas, sociales y ambientales locales. La normativa suele establecerse a nivel federal. Por ejemplo, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE. UU. regula todo, desde los contaminantes atmosféricos hasta los refrigerantes y la gestión de desechos riesgosos. La EPA establece normas sobre la calidad del aire, el agua, el suelo, los hábitats naturales y las emisiones de carbono, y las hace cumplir con sanciones económicas y acciones legales. Los gobiernos estatales/provinciales y locales también pueden crear directrices más estrictas. Por ejemplo, ciudades como Madrid y París empiezan a poner límites a los vehículos diésel y a los modelos de coches más antiguos y menos eficientes.

Sin embargo, las investigaciones indican que puede ser necesario un conjunto de regulaciones globales más amplio o un mayor compromiso de las propias empresas para lograr la sostenibilidad ambiental. Un estudio publicado en Harvard Business Review muestra que las empresas multinacionales limitan de manera efectiva las emisiones en los lugares donde la normativa medioambiental es estricta, pero pueden emitir más en países con directrices más permisivas.

Crecimiento económico y sostenibilidad ambiental

Las empresas tienen claramente una responsabilidad ante la sociedad de implantar prácticas sostenibles desde el punto de vista medioambiental, pero estas prácticas no tienen por qué estar en contradicción con los objetivos empresariales. De hecho, la sostenibilidad ambiental bien hecha debería alinear los beneficios con la población y el planeta.

Ahora sabemos que el consumo sin restricciones tiene un coste importante para el bienestar humano. A medida que el PIB aumenta, también lo hace nuestro uso de la energía, lo que provoca una mayor contaminación del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales. No obstante, eso no significa que las empresas no puedan tener éxito y ser sostenibles. Cierto crecimiento va de la mano con la sostenibilidad. Las empresas de energías renovables representan una fuente de nuevos empleos. La utilización de menos energía y plástico en la producción representa una oportunidad para aumentar los márgenes de beneficio. Esta mentalidad requiere una perspectiva a largo plazo y tener en cuenta el impacto medioambiental en los análisis de costes y beneficios de las empresas, pero lograr esta armonización es una inversión en una economía futura en la que las empresas puedan prosperar.

ESG y sostenibilidad ambiental

Los términos «ESG» (del inglés Environmental, Social and Governance) y «sostenibilidad» se utilizan indistintamente, especialmente cuando se trata de la evaluación comparativa y la divulgación de datos.

La sostenibilidad es un término que engloba muchos conceptos ecológicos y de responsabilidad empresarial, mientras que ESG se ha convertido en el término preferido por los inversores y los mercados de capitales. La industria puede haber comenzado a realizar iniciativas de sostenibilidad, pero ha evolucionado para incluir prácticas ESG, desempeño, presentación de informes y relevancia para las oportunidades de capital. Los datos de ESG ayudan a identificar los rendimientos ajustados al riesgo. El énfasis en los tres pilares ha contribuido al cambio en la manera en que las empresas miden y divulgan su desempeño.

Conclusión

El crecimiento exponencial de la población ha provocado un aumento de la agricultura, lo que conduce a mayores emisiones de gases de efecto invernadero y deforestación. El crecimiento industrial y tecnológico hace que necesitemos más energía que nunca. Sin embargo, nuestro planeta ha llegado a un punto de inflexión. Empezamos a ver las consecuencias del calentamiento global en los ecosistemas y las comunidades. Por eso, ahora más que nunca, las empresas deben invertir en prácticas ambientalmente sostenibles y socialmente responsables, como el uso de energías limpias y el pago de salarios dignos a fin de garantizar un futuro habitable.

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